sábado, 25 de septiembre de 2010

La viuda pobre ....



Este relato llamado la “Ofrenda de la viuda” (Mc 12:41-43) es conocido y muchas veces se levanta como ejemplo cuando se predica sobre la generosidad que se espera de los miembros de las Iglesias. Es una historia donde a veces se lee más de lo que el mismo texto dice, por lo tanto es clave fijarnos en lo que dice el texto como en lo que no dice.
Nos encontramos en el Templo de Jerusalén y es tiempo de la Pascua. La ciudad está llena de peregrinos. Según los historiadores llegaban a Jerusalén casi diez peregrinos por cada habitante. Era el momento oportuno para traer ofrendas y diezmos donde el Templo era el encargado de recolectarlos.
Jesús dice: “Tengan cuidado de los maestros de la ley…” (Mc 12:38-40). Seguidamente comparte que los maestros de la ley les gusta pasearse con ropas ostentosas, que los saluden en las plazas, ocupar los primeros lugares, apoderarse de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás.

El primer tema que Jesús señala es la jactancia y figuración.

Jesús acaba de tener una conversación productiva con un escriba (Mc 12: 28-34) y

el texto culmina con un reconocimiento de la cercanía entre este maestro de la ley y el Reino de Dios: “No estás lejos del reino de Dios”. Si bien el ambiente es hostil es posible encontrar acuerdos, pero lanza una advertencia generalizada frente a ellos donde describe la rigidez legalista y la explotación del poder que hacen los sacerdotes.
Jesús al hablar de los maestros de la ley de Jerusalén, esta enfocado principalmente en los que abusaban de su autoridad en sus visitas a los pueblos y aldeas rurales. Los acusa que les gusta hacerse ver y figurar en los primeros lugares en reuniones y cenas (probablemente festividades). Para estos maestros de la ley era algo normal. La sociedad estaba basada en el prestigio y el honor, como era toda la cultura mediterránea. La figuración era imprescindible, y estaba asociada con la riqueza y el poder.
Estos religiosos participan de esa competencia por el poder, por el prestigio. Era lo que el imperio esperaba de ellos pero no es lo que agrada a Dios. Todo el orden social en el Imperio romano expresaba esta idea (ver 1 Co 1:25-29). Si bien la crítica de Jesús apunta a los
religiosos, es un tiro por elevación a todo el sistema de honores y poder. Estos maestros de la ley (que eran parte de la muy pequeña “clase media” de la época), por su ambición de “trepar” en la escala social no dudan en integrarse a un sistema de valores que contradice el sentido de disposición al servicio y humildad que predicaron los profetas de su pueblo.

El segundo tema que Jesús señala es el deseo de enriquecerse y confiscar los bienes de los pobres

¿De dónde sacan estos escribas su posición de abundancia pese al origen humilde de ellos? Según algunos comentaristas surge de lo que cobraban a las viudas cuando actuaban como abogados para proteger sus derechos.
Estos maestros de la ley consiguen una reputación de santos y piadosos según lo describe Jesús, hacen grandes plegarias para impresionar a los demás. Son nombrados administradores dado que en ese tiempo a las mujeres se las consideraban indignas e incapaces de manejar los bienes de su marido fallecido.
No era difícil para un escriba experimentado manejar los asuntos de las mujeres sin protección, como eran las viudas. En esa ambición por acomodarse socialmente al modo del Imperio, usan sus artes y ciencias para enriquecerse y confiscar los bienes de los pobres, especialmente de las viudas. ¿La viuda de la ofrenda habrá sido víctima de una de esas trampas?

Por eso no hay que separar demasiado estos pasajes.

El tercer tema que Jesús señala es que el templo se queda con el sustento de la viuda

Los primeros receptores de este mensaje es la muchedumbre (versículo 37) para luego solo llamar a sus discípulos (versículo 43). El sitio de oración de los escribas es el templo. Los versículos 40 y 42 están entrelazados donde aparece la figura de la viuda. Los costos del templo devoran los escasos recursos de los pobres. El templo tenía que ser casa de oración a las naciones y no una cueva de ladrones Mr 11:17.
La escena se ubica en el patio de las mujeres donde hay 13 cofres en forma de trompeta que rodean a los que adoran. En esos días, no existían los billetes. Todo el dinero era en forma de moneda. Cuando uno insertaba la ofrenda por esa trompeta o cuerno, obviamente que se producía una amplificación del sonido de las monedas rodando, lo cual, cuando alguien ofrendaba generosamente, llamaba la atención de todos los presentes. También la escena podría ser en la tesorería misma cuando la gente pasaba al lugar donde se depositaban las ofrendas. Es probable que hubiera un sacerdote llevando la contabilidad, ya que parte de esas ofrendas debían ser asentadas como diezmos.
Por otro lado, peregrinos de la diáspora traían ofrendas reunidas en sus comunidades y necesitaban los recibos correspondientes. Todo a la vista de las personas que pasaban. Eso explica por qué los montos de las ofrendas eran conocidos. Jesús está mirando este procedimiento. Si atendemos lo que Jesús acaba de decir en Mc 12.38-40 sobre los maestros de la ley se puede suponer que el humor y valoración de este acto por parte del Señor no ha de ser muy positivo. También observa la ofrenda que entrega la viuda. El hecho de que las ofrendas eran contabilizadas queda evidente en que la suma es conocida por todos, incluso por un observador distante como es Jesús (La viuda echó dos lepta que es un cuadrante. Dos moneditas de muy poco valor…echó todo lo que tenía, todo su sustento).
Todo esto levanta preguntas como: ¿Cuál fue la motivación de la viuda para ofrendar? ¿Habrá sido la presión y el sistema instituido? ¿Será para ser aceptada delante de los hombres y de Dios? ¿Será que buscaba la libertad delante de Dios mediante un sistema de cancelación de deudas? ¿Habrá sido guiada por un corazón totalmente desprendido y generoso? Jesús, ¿Está describiendo una situación? ¿La aprueba o la reprueba? ¿Sobre quienes habla Jesús en ese contexto?
Las palabras de Jesús establecen un hecho. Mientras los demás ofrendan “lo que les sobra”, una parte insignificante de sus posesiones, la viuda entrega el total, lo que le sirve para vivir. Cuando Jesús hace referencia a que estos dieron “lo que les sobraba” puede ser evidencia de una hipérbole referida a los ricos que son destacados como los que ponen abundantes ofrendas. Para muchos peregrinos pobres el diezmo era una pesada carga.
Lo cierto es que todo esto también se observa en la vida de las iglesias. Los que mas tienen muchas veces dan con mezquindad y los pobres colocan todo lo que tienen o hacen el máximo esfuerzo.
Es notable que en las palabras de Jesús no aparece ninguna alabanza, ni destaca un sentido positivo del acto de la viuda. La carga interpretativa en cuanto a la generosidad que se ha puesto en este pasaje hace que leamos allí lo que no está. La frase de Jesús, vale la pena repetirlo, simplemente establece que la viuda puso comparativamente más que los otros. ¿Pero es eso bueno, la hace mejor?
Si miramos el contexto, lejos de encomiar el gesto de la viuda, Jesús la ve como víctima de un sistema de explotación. Acaba de decir que los maestros de le ley se quedan con las casas de las viudas ahora dice que el Templo completa esa injusticia porque se queda aún con su sustento.

En realidad, según la ley, las viudas no debían dar las ofrendas sino recibirlas (Deut 14:28-29). Cuando esta mujer pone allí “todo su sustento” el objetivo de las ofrendas queda totalmente desequilibrado y desvirtuado. 
No son para agradecer la vida renovada, como establece el texto del Deuteronomio (26:1-12, ver especialmente el v. 12) sino que convocan a la muerte. Jesús no dice que esa viuda ahora recibirá mucho, no anuncia su bendición ni su prosperidad. La ve como una condenada a la extrema pobreza e inanición. La mujer, lejos de ser elogiada por su generosidad es vista como la víctima de un sistema corrupto que contradice la ley que dice representar. Es contrario a la misericordia que privilegia la vida. Es contrario al anuncio de las buenas nuevas de Jesús.
Lo que ofrenda la viuda es la moneda más pequeña y de menos valor. Ahora bien ¿Por qué la viuda que vivía en la pobreza, sin recursos suficientes, no dio solo una monedita de cobre? ¿Por qué dio dos monedas? Una ley rabínica que se codificó en siglos posteriores nos puede dar el dato y es que en cuestiones de contribuciones al templo se tenía que dar como mínimo dos monedas. Es como decir usted no puede ofrendar menos que esto. Este es el mínimo que usted tiene que dar.
Se observa en todo esto cuales son las motivaciones de los dirigentes. El argumento es que no hay regalo demasiado costoso para Dios. Esto significa que se debe ofrendar aunque esto signifique desatender a su familia, sus padres, hijos o a usted mismo en las necesidades básicas.
Jesucristo no aprueba a los maestros de la ley cuando se aprovechaban de personas tan frágiles y tan indefensas como las viudas. En Marcos 7:9 les dice: “¡Que buena manera tienen ustedes de dejar a un lado los mandamientos de Dios para mantener sus propias tradiciones!” haciendo referencia a la enseñanza que daban, donde un hijo le podía decir a su padre o madre: mamá, con mucho gusto te ayudaría pero el dinero que tengo es “corbán” Mr 7:11 (para el templo), o sea, dedicado a Dios (en realidad era un dinero que no querían gastar en el cuidado de su madre y que protegían de esa manera para luego gastarlo en lo que quisieran). La tradición y enseñanza que se imponía por parte de estos maestros de la ley anulaba la palabra de Dios o sea el mandamiento de “Honra a tu padre y a tu madre” (Éxodo 20:12 y Deut. 5:16).
Marcos describe severamente la actitud de los maestros de la ley. Lo que han hecho con las viudas y los pobres. A las palabras de Jesús hay que entenderlas más como un lamento y no como una voz de alegría. Es una desaprobación al sistema de valores. Es una desaprobación a las motivaciones o móviles a cargo de esos maestros de la ley. Ese sistema de valores enseña que “no hay regalo demasiado costoso para la casa de Dios”.

¿Es justo presionar, manipular y exigir las ofrendas? ¿Qué deberíamos hacer con los pobres que apenas les alcanza para el sustento? ¿Qué es lo que debe dar? ¿Cuál debe ser la medida? ¿Cómo lo debe dar? 

El cuarto tema que Jesús señala es que se privilegia un sistema de acumulación antes que la vida.
Jesús, no elogia esto. La viuda es víctima, crédula o forzada, de un sistema que privilegia la posesión antes que la vida. Ningún elogio. Por el contrario critica a cualquier sistema religioso que vive abusando, presionando o manipulando sobre las ofrendas que deben dar los pobres, (la viuda pobre, en este caso) que, por ingenuidad o presión religiosa, terminan dando su vida a explotadores insensibles. Las personas que interpretan mal este pasaje lo que hacen es exigir lo que establece la institución o el templo, pero no lo que dice Dios. No hay ninguna promesa de prosperidad o alabanza en estos textos avalando a dar todo ante el pedido de ofrendas. Este tipo de actitudes e imposiciones quitan el sustento a la mujer más pobre.

La verdadera mayordomía cristiana no está en alimentar un sistema de acumulación, sino en la preservación de la vida.

El quinto tema que Jesús señala es que Dios es un Dios de misericordia y gracia.

Dios es un Dios de gracia y misericordia. Esto implica que Dios no aprueba los actos en donde se les quita el sustento a los más pobres. En este caso particular es “a la mujer más pobre”.
Hay diferencias entre ricos y pobres en el Evangelio, y este párrafo lo destaca. Los que tienen, deben expresar más cabalmente su generosidad. En cuanto a los débiles y desprotegidos tenemos que cuidar que no pierdan la vida para enriquecer a un sistema de piedras o de templo.
Todo esto nos debe hacer reflexionar. Por un lado tenemos actitudes mezquinas de gente pudiente. ¿Cómo les podemos ayudar? ¿Podemos reglamentar el dar cuando no les sale del corazón?, ¿Sobre quién caerá la principal carga? ¿Será sobre los pobres e indigentes? ¿Cómo avanzar hacia una vida de generosidad? ¿Cómo pastores, siervos y misioneros que es lo que tenemos que enseñar?

Este texto debe ser leído en el contexto de la  misericordia de Jesús.

No debe ser domesticado para servir a la institución religiosa. El templo repleto de riquezas roba a la viuda indigente de todo lo que tiene. En vez de proteger a las viudas pobres o indigentes, las explota. Jesús sale del templo para no volver, Marcos 13:1-2.

El sexto tema que Jesús señala es la justicia
En tiempos de Jesús el sistema religioso y el político económico no estaban diferenciados o separados cabalmente. Por eso, más allá del sistema eclesial, este texto también se proyecta como una crítica a todo sistema económico o gubernamental que impone tributos exigentes para los pobres, pero sólo recauda lo que les sobra a los ricos, y no los usa para compensar las desigualdades sino para alimentar a su propia burocracia.
Si tomamos en cuenta los versículos siguientes, Jesús nos va a decir que de ese Templo que acaba de recibir esta ofrenda no quedará nada (Mc 13.1-2). Son piedras a ser derribadas. La viuda es un ser viviente, una hija de Dios, que lleva su imagen. Sin embargo, su dinero no fue a sostener esa vida que Dios le dio, sino a mantener un sistema de piedras, dispuesto a su destrucción. El historiador judío romano Flavio Josefo, relata los sucesos de la caída del Templo, mediante el cual se cumple este anuncio de Jesús. Allí señala (Las guerras judías, 6, 282) que el arca del tesoro, incluyendo el dinero, ropas y alhajas que había allí, se quemó cuando fue incendiado el Templo.
El templo fue construido por Heródes. Este rey había destruido el templo antiguo que fue edificado por Esdras y Nehemías y había construido uno mucho más grande y suntuoso. Fue el fruto de la labor de décadas, impresionaba por su construcción y fue magnífico por sus piedras
blancas, por el oro y mármol que brillaba a la luz del sol. Josefo dice que algunas piedras eran de 11 metros de largo por 4 de alto y 5,5 metros de ancho.
Que interesante es que a pesar de la enseñanza de Jesús nos solemos quedar con las piedras preciosas. Nos gusta contemplar el edificio. Sus piedras implican que lo importante son los sistemas gerenciales que nos pueden conducir hacia adentro. Puertas hacia adentro, metidos en el orden interno, en nosotros mismos, nuestros propios programas y todo aquello que retenga a la gente y tengamos a su vez mas gente, pero sin desafiarla a ser y hacer como Jesús.

¿Que difícil es negar la legitimidad de algo que funciona? ¿Que difícil es negar la legitimidad de una institución cuyo tamaño físico y belleza estética son tan impresionantes? ¿Para qué todo este sacrifico por el templo? Mr. 13.2
La hermosura del templo quedo tirada por el piso. Jesús dice: No quedara piedra sobre piedra, todo será derribado. Será Dios mismo que lo hará y lo hará en respuesta a las oraciones que piden un nuevo tiempo. Hoy también queremos afirmar que una nueva iglesia es posible, será la respuesta de Dios a los cristianos de gran Fe (Mr. 11.23-24).
¿Por qué para muchos el templo y la institución esta primero? ¿Por qué se quiere reglamentar la generosidad? ¿Por qué muchos enfatizan pactos, estatutos o reglamentos? ¿Qué voz profética debe levantar la iglesia ante la desigualdad y los sistemas de gobierno (políticos o religiosos) que no tienen como prioridad defender la vida de los débiles e indefensos?

Tenemos que buscar un equilibrio cuando admiramos el templo y le decimos a Jesus: ¡Mira Maestro! ¡Que piedras! ¡Que edificios! Los proyectos tienen que ajustarse a la realidad. Ver Jeremías 22.13-16. La vida de los pequeños es valiosa para Dios. Son los pobres y desprotegidos esos pequeños. Lo es también el siervo sencillo y humilde.
Jesús se sentó en el monte de los Olivos (Mc 13:3). Los que le acompañaban seguramente también se sentaron para detener su mirada en el majestuoso edificio del que habían estado hablando. Los discípulos veían la grandeza del templo. Jesús veía la profanación en el interior, el abuso, la codicia, avaricia, una religión viciada, obsoleta. Los discípulos pensaban y miraban el presente. Jesús miraba hacia delante y el terrible fin que se aproximaba.
Corremos el riesgo de volvernos irreflexivos. Podemos pasar de estar centrados en Dios a pasar al eclesiocentrismo. A todos nos puede pasar. De Cristo el Señor, único Señor, podemos pasar a un lamentable estado de sujeción del poder religioso ambicioso.
RECOMIENDO LEER "VERSICULOS MAL INTERPRETADOS : LA OFRENDA DE LA VIUDA POBRE"

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